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Avdat

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La ciudad de Avdat (también conocida como Ovdat) es una de las Ciudades del desierto de Néguev, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2005. Se encuentra en el desierto del Negev y era uno de los puntos estratégicos de las rutas caravaneras de los nabateos entre los siglos II a. C. y II de nuestra era. En concreto se situaba dentro de la ruta que unía a Gaza con Petra. En este yacimiento arqueológico fue rodada la película Jesucristo Superstar.



Susa

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Susa (o Shushan) era una antigua ciudad de los imperios Elamita, Persa y Parto, situada a unos 240 km al este del río Tigris, en el sudoeste del actual Irán. Hoy en día, de la antigua ciudad sólo queda un gran campo de ruinas, pero en la actualidad existe una ciudad en las cercanías que deriva su nombre de ella (Shush). Susa es uno de los más antiguos asentamientos de la región, probablemente fue fundado como una aldea alrededor del 4000 a. C. Más adelante se convertiría en la capital del Imperio elamita. Su nombre es una derivación que, en su lengua, se escribía de numerosas formas (Šušan, Šušun, etc.) y aparentemente se pronunciaba Susən. Šušan fue invadida por el imperio babilonio y el asirio en violentas campañas. Tras la conquista babilónica, el nombre fue malinterpretado y relacionado con el término semítico šušan, ‘lirio’. Tal vez ya desde el reinado de Ciro II (c. 559-529 a. C.), Susa funcionó como una de las capitales del Imperio persa. De Susa habría partido Jerjes I en el verano de 481 a. C. en dirección a Critalia, en Capadocia, para conquistar Grecia. Susa fue conquistada por Alejandro Magno en el años 330 a. C.

Timgad

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Timgad (en árabe تيمقاد, también llamada Thamugadi o Thamugas por los romanos) fue una ciudad colonial romana situada en el Norte de África, a unos 35 km de la ciudad de Batna, en la actual Argelia. Sus ruinas son notables por ser uno de los mejores ejemplos conservados del planeamiento urbano romano en cuadrícula usado en sus colonias, hasta el punto de ser llamada como "la Pompeya del Norte de África". Se ubica en las coordenadas 35°27′N 6°38′E, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1982. La ciudad fue fundada ex nihilo por el emperador Trajano en torno al año 100 como una colonia militar, principalmente como un bastión contra los bereberes de las cercanas montañas Aures. Su población original consistió en su mayoría en los veteranos del ejército romano procedentes de la frontera parta, recompensados con tierras en la nueva ciudad por sus años de servicio. La ciudad conoció una existencia pacífica a lo largo de sus primeros siglos, convirtiéndose en un centro de actividad cristiana a principios del siglo III, y en un núcleo donatista en el IV. En el siglo V la ciudad fue saqueada por los vándalos antes de caer en declive. En el año 535 el general bizantino Salomón dirigió una expedición militar para recuperar la ciudad, que fue repoblada como centro cristiano. Esta nueva etapa duró apenas un siglo, cuando fue saqueada por los bereberes en el siglo VII y definitivamente abandonada. La ciudad desapareció así de la historia hasta su hallazgo y excavación en el año 1881. El hecho de que la ciudad no fuese reocupada tras el siglo VII hizo posible su buen estado de conservación actual, unido a la expansión del desierto del Sahara, que sepultó la ciudad bajo una capa de arena de un metro de grosor, cubriendo las estructuras y el área circundante, muy fértil y apta para la agricultura en el momento de su fundación. Localizada en la intersección de seis caminos, la ciudad fue amurallada pero no fortificada. Diseñada originalmente para una población de 15.000 personas, la ciudad sobrepasó rápidamente sus especificaciones originales y creció más allá de la rejilla ortogonal, en forma menos organizada. El diseño en cuadrícula es perfectamente visible en el trazado ortogonal de la ciudad, destacando el decumano y el cardo al estar delineados mediante una columnata corintia parcialmente restaurada. El cardo no atraviesa completamente la ciudad, sino que intersecciona al decumano en un foro. En el extremo occidental del decumano se yergue un arco del triunfo de 12 m de altura, denominado el arco de Timgad o el arco de Trajano, una denominación muy habitual en el mundo romano para designar a otros arcos del triunfo impulsados por Trajano. La estructura, que fue parcialmente restaurada en 1900, está realizada en arenisca y consiste en tres arcos flanqueados por columnas corintias, midiendo el central de ellos más de tres metros de anchura. También existe un Templo Capitolino consagrado a Júpiter, con unas dimensiones similares a las del Panteón de Roma. Cerca se ubica una iglesia cuadrada con ábside circular que data del siglo VII, y al sudeste de la ciudad, una ciudadela bizantina erigida en los últimos años de ocupación de Timgad. Otros edificios destacados en la ciudad son un teatro de 3.500 localidades, en muy buenas condiciones y que incluso se utiliza en la actualidad para representaciones teatrales, así como cuatro termas, una biblioteca y una basílica.

Amarna

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Amarna es el nombre árabe de una región situada en la ribera oriental del río Nilo, célebre por ser el enclave donde se edificó la ciudad egipcia de Ajetatón a mediados del siglo XIV a. C. Fue la ciudad ordenada construir por el faraón Ajenatón (Akhenatón) hacia el quinto año de su reinado y ocupada hacia el noveno, aunque se convirtió en la nueva capital de Egipto dos años antes. Dándole un nuevo lugar al culto hegemónico de Atón, representado iconográficamente por un disco solar cuyos rayos acaban en manos portadoras de la llave de la vida. Ajetatón «El Horizonte de Atón», se localizó a mitad de camino entre Tebas y Menfis, las dos ciudades más influyentes del Antiguo Egipto. La capital fue diseñada con un trazado geométrico ortogonal (hipodámico), esculpiéndose 14 grandes estelas para marcar los límites. En su interior, Ajenatón ordenó construir majestuosos edificios, tales como: El gran templo a Atón, caracterizado por su construcción al aire libre (sin techo) para permitir la entrada de luz solar. El mismo consistía de dos secciones importantes: "La casa de jubileo" con un pilono y sala hipóstila de 16 columnas, y "El descubrimiento de Atón" con seis patios consecutivos en los cuales se situaban 365 mesas de ofrendas. El templo fue construido en proporción alargada con pequeños bloques de piedra y los mejores materiales. Los palacios reales, que se construyeron para Ajenatón, la reina Nefertiti y las princesas reales. Uno de ellos tenia la ventana de las apariciones, desde la cual la familia real se mostraba a sus súbditos y era de gran importancia simbólica. También se podia encontrar el palacio del norte edificado para la reina como un mundo en miniatura conformado por jardines y estanques donde había diversos animales.
Edificios administrativos como el edificio de archivos que contenía las "Tablillas de el-Amarna" o "Cartas de Amarna" (correspondencia real). Las viviendas de los nobles, de planta rectangular que corrían por el medio de la ciudad. Los hipogeos (tumbas excavadas en la roca), situadas al norte y sur de la ciudad. En estas se podía ver escenas de la vida diaria de la antigua ciudad, como las apariciones públicas de la pareja real. Una ciudad para los trabajadores de la necrópolis. La ciudad se construyó así para escenificar los cambios de culto que ahora se centrarán en Atón. Ahora Ajenatón será el intermediario entre el dios supremo y la humanidad. Se produjo entonces una relación tensa entre los detractores de Ajenatón (entre ellos los sacerdotes de Amón) y sus seguidores. Después de la muerte de Akhenaton se persiguió su nombre y el del dios Aton, siendo borrados de tumbas, templos y esculturas, igual que hiciera el antiguo faraón con Amón en sus últimos años. Horemheb, comandante en jefe, se nombró faraón (después de algunos breves faraones). Hubo la sistemática destrucción de la ciudad, aprovechando sus ruinas (entre ellas los llamados talatat) para construir otras edificaciones. La ciudad había sido abandonada 15 después de su fundación, hacia el tercer año del reinado de Tutankhaton (Tut-anj-Atón) posteriormente llamado Tutankhamon (Tut-anj-Amón).

Jerusalén

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En el siglo XI a. C. el rey judío David conquistó la ciudad de Jebus, bastión del pueblo jebuseo, uno de los que habitaban Canaán. El bastión estaba fortificado con sólidos muros que lo rodeaban. El rey David se instaló allí y la renombró Ir David (La ciudad de David). Este lugar está ubicado actualmente al sudoeste de la actual Ciudad Vieja y es llamado la Colina Ophel. Fue descubierto y excavado por la Palestine Exploration Fund entre 1923 y 1925.
El hijo de David, Salomón, extendió la construcción de los muros y además edificó el templo que llevó su nombre. La ciudad pasó a llamarse Ir Salomon (la Ciudad de Salomón) llamada en la Biblia, Jerusalén. A la muerte de Salomón hacia el 962 a. C. acaeció un cisma en el pueblo judío y se formaron dos estados: Israel, con capital en Samaria y Judá, cuya capital era Jerusalén.
La ciudad resistió a través de los años los ataques de sus poderosos vecinos, pasando también por diversas etapas de vasallaje hasta el año 587 a. C. durante el reinado del último rey de Judá, Sedecías, cuando fue conquistada y arrasada por el rey Nabucodonosor II. El reino de Judá pasó a ser una provincia del Imperio Babilónico (o Imperio Caldeo) y la mayoría de la clase regente judía sería enviada al destierro en Babilonia.

En el año 537 a. C. el rey persa Ciro II el Grande conquistó el Imperio Babilónico y permitió el regreso de las comunidades judías deportadas, a la provincia de Judá; éstas regresaron a Jerusalén y reconstruyeron la ciudad y el Templo de Salomón.
En 332 a. C. Alejandro Magno conquistó el Imperio persa y la ciudad no sufrió destrucciones. A la muerte de Alejandro, Judá (o Judea) y Jerusalén pasaron a formar parte del Imperio seléucida, el que a su vez sería anexado al Imperio romano el 64 a. C. por el general romano Cneo Pompeyo Magno, después de derrotar a dicho Imperio. Jerusalén sufrió el asedio y la conquista romana, con su anexión al Imperio.
El año 21 a. C. el rey Herodes el Grande restauró la ciudad y el Templo, existiendo aún en pie una parte llamada el Muro de las Lamentaciones, de gran importancia en la religión judía.
La ciudad de Jerusalén se recobró durante el mandato del general Marco Vipsanio Agripa, que ordenó la construcción de un nuevo muro llamado la Tercera Muralla, permaneciendo la ciudad bajo la administración de una elite religiosa, los asmoneos, cuando ocurrió una revuelta judía que implicó nuevamente el asedio romano a Jerusalén, y la toma y destrucción de la ciudad el año 70 d. C. realizada por el general romano Tito Flavio Sabino Vespasiano.

Alrededor del año 135, el emperador Adriano decidió reconstruir la ciudad con el nombre de Aelia Capitolina, lo que provocó una nueva revuelta entre los judíos, que terminó en 135 con la victoria romana y la expulsión y exilio de la mayor parte del pueblo judío, conocida como la Diáspora. El territorio de Judea pasó a ser la provincia romana de Siria Palestina o Palestina.
El destino de Jerusalén siguió ligado a sucesivas conquistas y conflictos, formando parte del Imperio Romano de Oriente o Imperio bizantino, dentro del cual fue una de las cuatro sedes de importancia religiosa doctrinal del cristianismo, junto con Constantinopla, Antioquía y Alejandría.
El año 326, el emperador Constantino I el Grande mandó a levantar la Iglesia del Santo Sepulcro, que se constituyó en uno de los principales lugares religiosos del cristianismo.
El año 614 el Imperio sasánida conquistó la ciudad, rigiéndola hasta el año 638, siendo desplazado por la expansión musulmana que ocupó la ciudad incorporándola al Califato Omeya de Damasco, al califato Abbasí y al Imperio otomano sucesivamente.
Entre los años 687 y 691 se construyó la Cúpula de la Roca. En 710 se terminó de erigir la Mezquita de Al-Aqsa. Ambos templos son importantes puntos religiosos de la religión musulmana.
En 1095 el papa Urbano II predicó en el Concilio de Clermont la Primera Cruzada dirigida a conquistar Jerusalén de los musulmanes. El noble francés Godofredo de Bouillón logró este cometido y luego de efectuar una masacre conquistó la ciudad y creó el Reino de Jerusalén del cual fue su hermano Balduino I, el primer gobernante con el título de Rey de Jerusalén. Durante los siguientes años la presencia de las Órdenes Militares cristianas fue intermitente en la ciudad, alternado con la presencia de tropas musulmanas, entre los cuales se distinguió Saladino, que asedió y conquistó definitivamente la ciudad en el año 1244.
Las murallas de Jerusalén fueron destruidas y reconstruidas muchas veces. Las actuales murallas fueron levantadas en 1538 por el sultán otomano Solimán el Magnífico y continuó bajo dominio otomano hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
Las murallas tienen una extensión aproximada de 4,5 km y su altura varía entre los 5 y 15 m, con un espesor de 3 m. Tienen 43 torres de vigilancia y 11 puertas, de las cuales sólo 7 están abiertas.


Pruebas cerámicas indican la ocupación de Ofel, dentro de lo que es actualmente Jerusalén, tan temprano como en la Edad de Cobre, cerca del cuarto milenio antes de Cristo, con evidencia de un asentamiento permanente en los primeros siglos de la Edad del Bronce temprano c. 3000-2800 a. C. Ann Killebrew demostró que Jerusalén era una ciudad grande y amurallada en las etapas MB IIB y IA IIC (entre 1800-1550 y 720-586 a. C.), durante la Edad de Bronce Tardío y las edades IA I y IIA/B Jerusalén era un pueblo sin amurallar y relativamente insignificante.
Los escritos más tempranos que hacen referencia a la ciudad son los agrupados en los Textos de Execración de Berlín y Bruselas (c. siglo XIX a. C., se refieren a una ciudad llamada Roshlamem o Rosh-ramen) y en las Cartas de Amarna (c. siglo XIV a. C., se refieren a Urusalem "ciudad de paz").
Algunos arqueólogos, incluyendo a Kathleen Kenyon creen que Jerusalén fue una ciudad fundada por un pueblo semítico occidental, con asentamientos organizados alrededor del siglo XXVI a. C. De acuerdo a una tradición judía, Jerusalén fue fundada por Sem y Eber, ancestros de Abraham. Según el relato bíblico, Melquisedec (rey justo) era el rey de Salem, sacerdote de Dios y presentó pan y vino a Abraham, quien era un arameo nómada , y lo bendijo y a su vez Abraham le dio diezmo ; Salem es identificada con Jerusalén . Los jebuseos controlaban la ciudad (Jebús) hacia el siglo XI a. C., cuando David la conquistó . El hallazgo por Kathleen Kenyon de muros jebuseos y davídicos de la antigua Jerusalén, así como excavaciones más recientes de la Gran estructura de Roca tienden a ser interpretadas por los arqueólogos como corroboraciones de los textos bíblicos sobre la conquista de la ciudad jabusea por David.
En torno al año 1004 a. C. el rey David de Israel y de Judá conquistó Jerusalén a los jebuseos por medio de un contingente enviado a través de un manantial subterráneo, y la convirtió en capital de su reino unificado. Su hijo Salomón construyó en pocos años el Templo de Jerusalén, destinado a contener el Arca de la Alianza y las Leyes que Yahvé otorgó a Moisés en dos tablas de piedra en el Monte Sinaí. Éste sería el único templo que permitiría la ley religiosa hebrea consagrado al culto yahvista, si bien parece que existió otro templo en la isla Elefantina, en el curso medio del río Nilo, fundado en torno al 650 a. C. por una comunidad judía emigrada antes del reinado de Josías (640-609 a. C.).

Tras la separación de Israel y Judá en el 922 a. C., Jerusalén pasó a ser la capital del reino de Judá. Tras diferentes avatares en su historia, en las que ejerció de capital del reino independiente de Judá, conoció posteriormente distintas etapas de dominación extranjera, primero bajo la influencia de los asirios, que sometieron al reino de Judá al pago de tributo, y luego directamente por los babilonios (597-546 a. C.) que toman la ciudad y la arrasan, destruyendo el Templo, en Julio del 587 a. C.; después estuvo sometida a los persas (546-332 a. C.), los macedonios (332-312 a. C.) y por sus herederos los seléucidas (312-130 a. C.). Desde este momento, bajo el gobierno de los asmoneos conocería un periodo de relativa independencia, si bien sería conquistada, junto con todo el reino, por las tropas romanas de Pompeyo en el 64 a. C.
A partir del año 33 aproximadamente existió una iglesia cristiana creciente en Jerusalén, donde además se celebró el denominado Concilio de Jerusalén alrededor del año 49.
En el año 66 tuvo lugar una revuelta de los judíos que supuso el asedio y la toma de la ciudad por Tito en el año 70, junto con la segunda destrucción del Templo de Jerusalén. El proyecto de reconstrucción de Adriano como una ciudad completamente romana (Aelia Capitolina) supuso una nueva revuelta de los judíos entre los años 132 y 135, dando inicio así a la definitiva Diáspora judía.

La ciudad permaneció bajo el control del Imperio Romano de Oriente hasta la expansión musulmana en el siglo VII, para después ser conquistada en 1099 por los ejércitos cristianos que promovieron las Cruzadas, creándose el Reino de Jerusalén. Tras el desastre en los Cuernos de Hattin (1187), Saladino tomó la ciudad nuevamente ese mismo año y, salvo un pequeño intervalo de nueva dominación cristiana entre 1228 y 1244, los cruzados no volvieron a tomar la ciudad.
Tras la dominación mameluca, los turcos otomanos se hicieron con su control a partir del año 1517. La muralla que hoy rodea la Ciudad Vieja fue construida a principios de este período por el sultán Suleimán el Magnífico.
Estas murallas cuentan con ocho puertas. Siete están abiertas y una permanece sellada. Las cuatro puertas principales: la Puerta de Yafo, de Damasco, de los Leones y la Puerta de Sion - fueron construidas de acuerdo a los cuatro puntos cardinales , y se dirigen hacia las principales ciudades del país.
La Puerta Dorada, la única que está sellada, es llamada en hebreo y árabe la "Puerta de la Misericordia". De acuerdo a la tradición judía, por esta puerta el Mesías entrará en Jerusalén.