Jerusalén

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En el siglo XI a. C. el rey judío David conquistó la ciudad de Jebus, bastión del pueblo jebuseo, uno de los que habitaban Canaán. El bastión estaba fortificado con sólidos muros que lo rodeaban. El rey David se instaló allí y la renombró Ir David (La ciudad de David). Este lugar está ubicado actualmente al sudoeste de la actual Ciudad Vieja y es llamado la Colina Ophel. Fue descubierto y excavado por la Palestine Exploration Fund entre 1923 y 1925.
El hijo de David, Salomón, extendió la construcción de los muros y además edificó el templo que llevó su nombre. La ciudad pasó a llamarse Ir Salomon (la Ciudad de Salomón) llamada en la Biblia, Jerusalén. A la muerte de Salomón hacia el 962 a. C. acaeció un cisma en el pueblo judío y se formaron dos estados: Israel, con capital en Samaria y Judá, cuya capital era Jerusalén.
La ciudad resistió a través de los años los ataques de sus poderosos vecinos, pasando también por diversas etapas de vasallaje hasta el año 587 a. C. durante el reinado del último rey de Judá, Sedecías, cuando fue conquistada y arrasada por el rey Nabucodonosor II. El reino de Judá pasó a ser una provincia del Imperio Babilónico (o Imperio Caldeo) y la mayoría de la clase regente judía sería enviada al destierro en Babilonia.

En el año 537 a. C. el rey persa Ciro II el Grande conquistó el Imperio Babilónico y permitió el regreso de las comunidades judías deportadas, a la provincia de Judá; éstas regresaron a Jerusalén y reconstruyeron la ciudad y el Templo de Salomón.
En 332 a. C. Alejandro Magno conquistó el Imperio persa y la ciudad no sufrió destrucciones. A la muerte de Alejandro, Judá (o Judea) y Jerusalén pasaron a formar parte del Imperio seléucida, el que a su vez sería anexado al Imperio romano el 64 a. C. por el general romano Cneo Pompeyo Magno, después de derrotar a dicho Imperio. Jerusalén sufrió el asedio y la conquista romana, con su anexión al Imperio.
El año 21 a. C. el rey Herodes el Grande restauró la ciudad y el Templo, existiendo aún en pie una parte llamada el Muro de las Lamentaciones, de gran importancia en la religión judía.
La ciudad de Jerusalén se recobró durante el mandato del general Marco Vipsanio Agripa, que ordenó la construcción de un nuevo muro llamado la Tercera Muralla, permaneciendo la ciudad bajo la administración de una elite religiosa, los asmoneos, cuando ocurrió una revuelta judía que implicó nuevamente el asedio romano a Jerusalén, y la toma y destrucción de la ciudad el año 70 d. C. realizada por el general romano Tito Flavio Sabino Vespasiano.

Alrededor del año 135, el emperador Adriano decidió reconstruir la ciudad con el nombre de Aelia Capitolina, lo que provocó una nueva revuelta entre los judíos, que terminó en 135 con la victoria romana y la expulsión y exilio de la mayor parte del pueblo judío, conocida como la Diáspora. El territorio de Judea pasó a ser la provincia romana de Siria Palestina o Palestina.
El destino de Jerusalén siguió ligado a sucesivas conquistas y conflictos, formando parte del Imperio Romano de Oriente o Imperio bizantino, dentro del cual fue una de las cuatro sedes de importancia religiosa doctrinal del cristianismo, junto con Constantinopla, Antioquía y Alejandría.
El año 326, el emperador Constantino I el Grande mandó a levantar la Iglesia del Santo Sepulcro, que se constituyó en uno de los principales lugares religiosos del cristianismo.
El año 614 el Imperio sasánida conquistó la ciudad, rigiéndola hasta el año 638, siendo desplazado por la expansión musulmana que ocupó la ciudad incorporándola al Califato Omeya de Damasco, al califato Abbasí y al Imperio otomano sucesivamente.
Entre los años 687 y 691 se construyó la Cúpula de la Roca. En 710 se terminó de erigir la Mezquita de Al-Aqsa. Ambos templos son importantes puntos religiosos de la religión musulmana.
En 1095 el papa Urbano II predicó en el Concilio de Clermont la Primera Cruzada dirigida a conquistar Jerusalén de los musulmanes. El noble francés Godofredo de Bouillón logró este cometido y luego de efectuar una masacre conquistó la ciudad y creó el Reino de Jerusalén del cual fue su hermano Balduino I, el primer gobernante con el título de Rey de Jerusalén. Durante los siguientes años la presencia de las Órdenes Militares cristianas fue intermitente en la ciudad, alternado con la presencia de tropas musulmanas, entre los cuales se distinguió Saladino, que asedió y conquistó definitivamente la ciudad en el año 1244.
Las murallas de Jerusalén fueron destruidas y reconstruidas muchas veces. Las actuales murallas fueron levantadas en 1538 por el sultán otomano Solimán el Magnífico y continuó bajo dominio otomano hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
Las murallas tienen una extensión aproximada de 4,5 km y su altura varía entre los 5 y 15 m, con un espesor de 3 m. Tienen 43 torres de vigilancia y 11 puertas, de las cuales sólo 7 están abiertas.


Pruebas cerámicas indican la ocupación de Ofel, dentro de lo que es actualmente Jerusalén, tan temprano como en la Edad de Cobre, cerca del cuarto milenio antes de Cristo, con evidencia de un asentamiento permanente en los primeros siglos de la Edad del Bronce temprano c. 3000-2800 a. C. Ann Killebrew demostró que Jerusalén era una ciudad grande y amurallada en las etapas MB IIB y IA IIC (entre 1800-1550 y 720-586 a. C.), durante la Edad de Bronce Tardío y las edades IA I y IIA/B Jerusalén era un pueblo sin amurallar y relativamente insignificante.
Los escritos más tempranos que hacen referencia a la ciudad son los agrupados en los Textos de Execración de Berlín y Bruselas (c. siglo XIX a. C., se refieren a una ciudad llamada Roshlamem o Rosh-ramen) y en las Cartas de Amarna (c. siglo XIV a. C., se refieren a Urusalem "ciudad de paz").
Algunos arqueólogos, incluyendo a Kathleen Kenyon creen que Jerusalén fue una ciudad fundada por un pueblo semítico occidental, con asentamientos organizados alrededor del siglo XXVI a. C. De acuerdo a una tradición judía, Jerusalén fue fundada por Sem y Eber, ancestros de Abraham. Según el relato bíblico, Melquisedec (rey justo) era el rey de Salem, sacerdote de Dios y presentó pan y vino a Abraham, quien era un arameo nómada , y lo bendijo y a su vez Abraham le dio diezmo ; Salem es identificada con Jerusalén . Los jebuseos controlaban la ciudad (Jebús) hacia el siglo XI a. C., cuando David la conquistó . El hallazgo por Kathleen Kenyon de muros jebuseos y davídicos de la antigua Jerusalén, así como excavaciones más recientes de la Gran estructura de Roca tienden a ser interpretadas por los arqueólogos como corroboraciones de los textos bíblicos sobre la conquista de la ciudad jabusea por David.
En torno al año 1004 a. C. el rey David de Israel y de Judá conquistó Jerusalén a los jebuseos por medio de un contingente enviado a través de un manantial subterráneo, y la convirtió en capital de su reino unificado. Su hijo Salomón construyó en pocos años el Templo de Jerusalén, destinado a contener el Arca de la Alianza y las Leyes que Yahvé otorgó a Moisés en dos tablas de piedra en el Monte Sinaí. Éste sería el único templo que permitiría la ley religiosa hebrea consagrado al culto yahvista, si bien parece que existió otro templo en la isla Elefantina, en el curso medio del río Nilo, fundado en torno al 650 a. C. por una comunidad judía emigrada antes del reinado de Josías (640-609 a. C.).

Tras la separación de Israel y Judá en el 922 a. C., Jerusalén pasó a ser la capital del reino de Judá. Tras diferentes avatares en su historia, en las que ejerció de capital del reino independiente de Judá, conoció posteriormente distintas etapas de dominación extranjera, primero bajo la influencia de los asirios, que sometieron al reino de Judá al pago de tributo, y luego directamente por los babilonios (597-546 a. C.) que toman la ciudad y la arrasan, destruyendo el Templo, en Julio del 587 a. C.; después estuvo sometida a los persas (546-332 a. C.), los macedonios (332-312 a. C.) y por sus herederos los seléucidas (312-130 a. C.). Desde este momento, bajo el gobierno de los asmoneos conocería un periodo de relativa independencia, si bien sería conquistada, junto con todo el reino, por las tropas romanas de Pompeyo en el 64 a. C.
A partir del año 33 aproximadamente existió una iglesia cristiana creciente en Jerusalén, donde además se celebró el denominado Concilio de Jerusalén alrededor del año 49.
En el año 66 tuvo lugar una revuelta de los judíos que supuso el asedio y la toma de la ciudad por Tito en el año 70, junto con la segunda destrucción del Templo de Jerusalén. El proyecto de reconstrucción de Adriano como una ciudad completamente romana (Aelia Capitolina) supuso una nueva revuelta de los judíos entre los años 132 y 135, dando inicio así a la definitiva Diáspora judía.

La ciudad permaneció bajo el control del Imperio Romano de Oriente hasta la expansión musulmana en el siglo VII, para después ser conquistada en 1099 por los ejércitos cristianos que promovieron las Cruzadas, creándose el Reino de Jerusalén. Tras el desastre en los Cuernos de Hattin (1187), Saladino tomó la ciudad nuevamente ese mismo año y, salvo un pequeño intervalo de nueva dominación cristiana entre 1228 y 1244, los cruzados no volvieron a tomar la ciudad.
Tras la dominación mameluca, los turcos otomanos se hicieron con su control a partir del año 1517. La muralla que hoy rodea la Ciudad Vieja fue construida a principios de este período por el sultán Suleimán el Magnífico.
Estas murallas cuentan con ocho puertas. Siete están abiertas y una permanece sellada. Las cuatro puertas principales: la Puerta de Yafo, de Damasco, de los Leones y la Puerta de Sion - fueron construidas de acuerdo a los cuatro puntos cardinales , y se dirigen hacia las principales ciudades del país.
La Puerta Dorada, la única que está sellada, es llamada en hebreo y árabe la "Puerta de la Misericordia". De acuerdo a la tradición judía, por esta puerta el Mesías entrará en Jerusalén.